martes, 28 de agosto de 2007

La vie sans Murphy

"¿Ya ves?, ley de Murphy". La mayor parte de la gente que me conoce me ha escuchado decir esta frase al menos una vez. Y es que solía ser de las personas que pensaba que todo lo malo que le sucedía no era más que producto de la suerte, y de la mala.

No es que ahora piense lo contrario, pero me he percatado de que gran parte es (literalmente) cuestión de actitud: si te olvides de tu imán de problemas, éste se descompone. No sé si sea verdad que al pensar negativamente una se predispone y las cosas empeoran. Mi mejor consejo es ser optimista pero sumamente precavido, nunca sobra estar preparado si algo no sale como lo esperábamos.

Es así como la ley de Murphy me abandonó. Si fuera muy suersticiosa, atribuiría el acontecimiento a que mi cumpleaños fue el 07/07/07 y cumplí 21. Es ficción con fracciones de realidad, pues me decidí a dejar de pensar en lo peor ese día.

Sólo me queda decir... a los supersticiosos: ¡buena suerte!, no rompan un espejo ni pasen por debajo de una escalera; a los escépticos: ¡alerta constante!, nunca se sabe lo que va a suceder, y a los neutrales...... Bonne chance!!!! (todo suena más bonito dicho en francés).

viernes, 24 de agosto de 2007

Presión universitaria

Es ahora cuando desearía haber sabido toda la tarea y los trabajos que tendría que hacer en el semestre cuando todavía estaba de vacaciones. Sucede que en estos momentos tengo tanta que ni siquiera las mal llamadas "horas libres" (pues están repletas de pendientes) me han salvado de un fin de semana exhaustivo.

No es que no me guste trabajar, a decir verdad, es algo que me fascina. Pero para todo hay límites y, como dicen, "nada con exceso, todo con medida"; sin embargo ¿qué se puede hacer ante lo innevitable? Nuestro mundo nos presiona a trabajar a una velocidad altísima, casi tan rápidamente como accesamos a Internet y hablamos con gente que bien podría estar del otro lado del planeta.

Ya hay demasiadas cosas efímeras. Me duele pensarlo, pero es bastante posible: quizás mañana ya no importe lo que hize hoy, será parte de la historia, de un pasado que no interesa a investigador alguno, momentos que sólo yo recuerdo.

Sí, lo sé, ya me puse nostálgica, pero reflexionar sobre el peso y la importancia de lo que hacemos día con día en la era de la globalización es casi siempre deprimente. Ya casi no pensamos en quiénes somos o qué nos mueve a seguir, sino en lo que "tenemos" que hacer.

lunes, 20 de agosto de 2007

¿Mal pulso? Tripié a la orden

Ahora que lo sé incluso me causa gracia: nunca he sido mala tomando fotos, mi problema es lo que en México llamamos nada más y nada menos que "pulso de maraquero". Parecerá muy extraño, más para los que me conocen, el hecho de saber que tiemblo al tomar una fotografía. Simplemente no entiendo: cuando dibujo mi pulso bien podría pasar por el de un buen cirujano... no lo sé, quizás la cámara digital me intimida.

Y es que con este tipo de tecnología no puedes moverte un milímetro o la imagen que tanto deseabas captar saldrá terrible. Y todo este tiempo que me subestimé lo único que necesitaba era un buen tripié; con él ya no tengo problema: las imñagenes salen claras y bien enfocadas: ¡Qué alivio que no sea un problema mayor! Ya empezaba a preocuparme que además de malestares como la migraña y la laberintitis (a mi edad, ¡imagínense después!) tuviera yo algo más.

martes, 14 de agosto de 2007

Miss Bla Bla Bla

Tal vez ése sea mi problema: siempre digo lo que pienso y generalmente no soy muy concreta: me gusta adornar las palabras y usar mucho vocabulario. No considero que esto sea malo, pero en fin, se me pide que vaya al grano y yo trataré de cumplir.

Y es que definitivamente no es mi estilo, quien me conozca sabrá que los primeros escritos de este blog denotan mi personalidad, mientras que de los últimos bien se podría pensar que los escribió otra persona que por casualidad tenía mi contraseña... bueno, no es para tanto, pero no siento que logre expresar gran cosa con el método directo y nada metafórico que se me pide utilizar.

No es que no acepte las críticas, todo lo contrario: las considero bastante positivas siempre que te ayuden a mejorar. El percance aquí es que no puedo sino tomarme todo ese tipo de cosas de manera personal, y mi naturaleza hipersensible reacciona cual presa de agua perforada (traducción: un mar de lágrimas).

Lo que sucedió es que mi ego resultó herido en este paso a la mejoría, mi orgullo de escritora quedó pisoteado con una simple frase: "bla bla bla", y empecé a desear nunca haber escrito nada, pues tomé el comentario como algo generalizado a mi obra completa, cambiándole el rótulo de "mis logros" por el de "una pérdida de tiempo".

Si quieren que hable menos, lo haré, mas ello no se traduce en que deje de pensar de la manera en que lo hago... "genio y figura hasta la sepultura".

sábado, 11 de agosto de 2007

Viernes de zoológico y Simpsons

Ayer fue un día divertido. Decidí ir con una amiga al zoológico de Chapultepec porque hacía muchos años que no lo visitaba, y de paso, aprovechar la salida para ir a ver la película de "Los Simpson" porque nos la dejaron de tarea.

Saliendo de clases tomamos el transporte que nos llevaría al metro Polanco; durante el camino, Ana Fer y yo platicamos un buen rato sobre nuestro nuevo blog titulado "Comida para gatos", además de ocasionalmente gritarle al chofer las indicaciones del camino (era nuevo, no se le puede culpar).

Después de un buen rato y una vuelta extra por Masarik (el chofer erró una vuelta), llegamos al metro y bajamos del camión. Distraída como estaba, olvidé mis lentes oscuros en el transporte: suerte la mía cuando vi el camión esperando el siga todavía; subí de nuevo y los encontré.

Caminamos hasta la casa de Ana Fer, conversando y riendo sobre las anécdotas de semestres pasados: es increíble cómo cosas que te preocupaban en el pasado pueden ser motivo de gracia en el presente. Una vez sentadas en su sala, comenzamos a abrir cuentas de Second Life, un sitio web en el que te creas una especie de via virtual: tienes un nombre, una profesión, un lugar dónde vivir, conoces gente... Verdú lo define como "capitalismo de ficción".

Aproximadamente una hora después se nos ocurrió buscar los horarios del zoológico y del cine. Por la película no hubo problema, había varias opciones, pero en el caso del zoológico la hora de cierre era a las cuatro y media y..... adivinen qué: eran las tres. Nos fuimos rápidamente, tomamos un pesero, caminamos, nos empolvamos un poco y llegamos con escasez de aire en el cuerpo, apenas podíamos seguir.

Lo bueno: nos dejaron pasar. Lo malo: muchos animales estaban comiendo o se los había llevado de sus "hábitats" para que la gente se viera obligada a marcharse. Entre lo poco que pudimos ver se cuentan varios venados, tres osos, un par de perezosos de dos dedos... ah, claro, y en donde se suponía que había zorrillos vimos unos patos.

Algo decepcionadas de dar la vuelta sin ver gran cosa, Ana Fer y yo emprendimos nuestro camino de vuelta. Ya teníamos bastante hambre y sentíamos nuestros pies retumbar en el interior de nuestros zapatos suplicando por un descanso, mas no había de otra: teníamos que caminar. Paso a paso, ladeándonos un poco, llegamos a Reforma, atravesamos peligrosamente (¿a qué hora puede un peatón cruzar la calle sin ser atropellado en esta ciudad?) y tomamos dos peseros para llegar a Antara.

Una vez allí, compramos boletos para "Los Simpson" a las seis y media. Hambrientas, hicimos lo que toda persona con el estómago vacío, despreocupada de la salud y preocupada por el sabor hubiese hecho: comprar en McDonald's. Creo que fueron los McNuggets y las papas más deliciosos de mi vida, hasta la Coca-Cola de máquina sabía asombrosamente bien.

Rápidamente fue hora de ir a la sala uno para ver la película. Buscamos lugar en la parte de atrás y nos sentamos. Nos anunciaron casi puras películas de fantasía, lo cual no deja de fascinarme. En cuanto a la película, no voy a negarle sus buenas puntadas, pero creo que después de tantos años, "Los Simpson" explotaron sus posibilidades y ya no hallaron qué hacer en la película. Y lo que fue el colmo: ¡había un Puerco Potter! No pueden imaginar mi enojo, o mejor dicho, furia titánica ante semejante burla; si hubiese podido verme después en un video, seguramente habría visto mi cara cambiar drásticamente de su color normal a un rosa fuerte, de ahí pasar a un rojo intenso y tal vez traspasar los niveles del morado. No soporto que se burlen de Harry Potter y no me apena admitirlo.

Después de tanta actividad y el enojo provocado por la supuesta gracia potteriana de la película, llegué a mi casa muy cansada, aunque dispuesta a hacer mi tarea para tener el sábado y el domingo para mí. Pero como siempre, el destino no lo quiso así: se fue la luz, me quedé sin Internet, sin música y sin fuente de iluminación para leer. ¿El remedio? Resignarse a dormir con asuntos pendientes. Mas ¿qué puedo decir? Debería estar acostumbrada, la Ley de Murphy no te abandona para siempre así como así, debe dejar un pequeño rastro para que no te olvides de que lo que hagas no sólo depende de lo que quieres, sino también de las trabas que te ponga el destino en el camino.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Marifer Castro: Su look cambió su actitud

Cortarse el cabello: "un paso para verte a ti misma con diferentes ojos" -Ma. Fernanda Castro
Decidió cortarse el cabello. Llevaba años con el mismo estilo, ni largo ni corto, rizado y parejo. Marifer dice entre risas que, hasta cierto punto, "era aburrido siempre ver la misma cara frente al espejo bostezando cada mañana tratando de lograr algo con una rebelde cabellera".
Es increíble descubrir cómo un par de capas y un fleco pueden cambiar hasta tu actitud: "es un paso para salir de la rutina diaria y verte a ti misma con diferentes ojos", nos asegura con una sonrisa. Se le muestra distinta, incluso más segura, es como si se hubiera quitado un difraz.
"Cuando me vi luego del corte me sentí diferente, incluso extraña, pero realmente me hacía falta algo nuevo, así que acepté mi nueva imagen de buena gana". Marifer siempre ha creído que tu actitud es la que demuestra cómo eres, qué quieres y qué buscas; y vaya que lo demuestra: ya no se ve tan nostálgica y cansada como solía lucir.
Terminamos citándola: "El cambio siempre es positivo, pues implica aprender y experimentar, aún cuando se dé en las cosas más sencillas".

Buscando palabras inexistentes

¿Cómo explicarlo? Hoy me he dedicado casi pura y exclusivamente a encontrar un fólder de fotocopias en la universidad que al parecer ni siquiera existe. Me he formado (hasta ahora) cuatro veces en la fila, la espera ha sido de no menos de media hora cada una de las veces y empiezo a sentir que mis pies quieren huir de mi cuerpo para que no los someta a semejante necedad de nuevo.

Estoy comenzando a pensar que tal vez insisto demasiado, dicen que lo que tiene que ser, será. ¿Y si está predestinado el hecho de que nunca saque esas copias? Podría ser una señal. No sé para qué digo eso, ni siquiera lo creo: siempre he tenido certeza de que "el que persevera alcanza" y lo aplico hasta en las mayores nimiedades (como es precisamente este caso).

Mientras estoy formada empiezo a hacer conjeturas sobre lo que podría hacer mañana en las largas horas de tiempo libre que tendré entre una clase y otra (son ocho seguidas, para ser exacta); parece viable ir al cine, comer algo diferente a lo del resto de la semana y variar mi ambiente un rato dando una vuelta por el centro comercial, no lo sé.

Está empezando a llover, la cortina está cerrada pero puedo escuchar las gotas de agua resbalar por el cristal y uno que otro trueno. No puedo negar que me gusta la lluvia, pero cuando estoy en mi casa sin necesidad de salir ni de electricidad (desgraciadamente es muy común que se vaya la luz en época de lluvias).

Por lo pronto, seguiré buscando aquellas hojas (llueve, truene o relampaguée, como en estos momentos), esas palabras perdidas que parecen decir con su ausencia que no quieren ser leídas.

martes, 7 de agosto de 2007

Sueño interrumpido

Después del largo y laborioso lunes, y aprovechando que salgo relativamente temprano de la universidad los martes, decidí llegar a mi casa a dormir. Es verdad que no sólo tenía sueño, también bastante hambre, pero mi cansancio era tal que no podía imaginarme sentada frente a mi sopa sin ahogarme en ella a los pocos instantes de haber sido servida.
No fui a dormir a mi cama, no quería tener que mover la exagerada cantidad de peluches que la habitan; me pareció mejor opción la comodísima cama de mi mamá. Al principio, me fue difícil conciliar el sueño: pensaba en todos los pendientes que estaba haciendo a un lado por dormir. Me sentí un poco culpable, pero me dije "cuando me despierte habrá tiempo", cerré los ojos y comencé a soñar: fue como si estuviera despierta, pues estaba haciendo precisamente mi tarea; momentos más tarde todo se tornó negro.
Cualquiera juraría que por fin estaba descansando, luego de haberme desconectado del mundo en las vacaciones y haber hecho un cambio radical de horario. Y sin embargo... el destino: un terrible e intenso zumbido me despertó bruscamente y me percaté de que una mosca estaba revoloteando por la habitación. Muy molesta no pude sino pensar: "qué manera más fea y estúpida de despertar", aunque no puedo negar que es bastante efectiva, pues de no haber sido por eso tal vez no me hubiera levantado en toda la tarde. Aún con repulsión hacia los insectos no puedo más que reconocerles que son más eficientes que cualquier clase de reloj despertador.

lunes, 6 de agosto de 2007

Plumas de plomo

¿Has sentido alguna vez que tienes todo lo necesario para hacer aquello que más quieres pero que algo de tu propia persona te lo impide? A eso me refiero con las plumas de plomo: tienes alas, sabes usarlas, pero en el momento en que las empiezas a mover se hacen tan pesadas que es como si te hundieras en donde te encuentras parada, sin poder ir en ninguna dirección.

Ah, sí, plumas de plomo, las tuve una buena parte del día. Cuando me desperté no las sentía, era ligera: una especie de espíritu tranquilo y feliz que va por la vida pensando de manera optimista. Después comenzó a llover, eso no afectó mi estado de ánimo en lo más mínimo, todo lo contrario: me encontré con la compañía de dos personas extraordinarias que ayudaron a que la tormenta se transformara en vapor. Las alas pesadas llegaron al atardecer, cuando sabía lo que debía hacer y no pude realizarlo, cuando todo mi ser me gritaba que me fuera y trataba de empujarme y un fragmento de mí (al parecer uno muy poderoso) me obligó a quedarme a soportar aquello que no quería ver.

De nada sirve negar la existencia de los problemas y de los obstáculos, eso sólo provoca que se acumulen en montañas que a largo plazo serán semi-imposibles de cruzar. Enfrentar las dificultades duele, pero no se puede hacer más. Ignorarlas no las hará desaparecer, y tal vez verlas frente a frente tampoco... pero es seguro que eso le dará más sabor a la vida.

Un dulce olor a engaño

Sin saberlo, hoy me di cuenta de que lo conocía: huele fresco y encerrado a la vez; es sumamente dulce cuando lo acabas de percibir, pues su plenitud te rodea y se apodera de ti, pero se vuelve asfixiante cuando miras que se trata de un vacío, una simple ilusión creada por tus más desesperados deseos.

Odio equivocarme, y lo peor del caso es que lo hago muy a menudo. Confío en quien no debería, guardo secretos que podrían ser aspectos positivos si los dejara escapar de su caja fuerte, e idealizo excesivamente. Es algo de lo más extraño, pero hoy hubiera sido muy feliz si hubiese tenido una capa invisible como la de Harry Potter; el efecto hubiera sido más poderoso aún que el de una enorme dosis de Felix Felicis.

Me duele soñar porque sé que lo que veo no es cierto, pero más me duele despertar porque la ilusión explota cual burbuja de jabón. Entonces no soy más que agua que cae, que no conoce límite en su derrota, pues se ha destruido el envase que la resguardaba: el del engaño.

No suelo mentirle a la gente, no me gusta hacerlo. Y sin embargo, me engaño constantemente a mí misma, porque sólo así puedo mantener viva una esperanza que nada alimenta más que mi deseo de que no muera. No se puede negar que se trata de una situación sumamente desgastante: no hay escape, soy tan consciente de mis invenciones que no puedo caer en su juego, pero me dan un agradable rato lleno de hermosos pensamientos ¿Rato? ¿dije rato? Se trata de tan sólo un instante, una minúscula partícula de tiempo que desaparece tan pronto como llegó.

Lo único que puedo hacer es preguntarte el motivo: ¿por qué me permites hacer esto?, ¿por qué no acabas de una vez por todas con este juego que nada da y bastante agota? Nunca estoy segura de tu intención: ¿será que tienes una, o ni siquiera te das cuenta de lo que provocas?

Seguramente este escrito parecerá muy extraño a los que lo lean, pero es una especie de relato interno, es un monólogo que sé que todos hemos sostenido en nuestro interior, posiblemente con diferentes palabras y expresiones, pero en el fondo habla del mismo sentimiento: el del ave atrapada, el del candado sin llave, el de la fantasía desmentida.

Y a pesar de todo, no podemos dejar de fantasear, de soñar, es parte de nuestra naturaleza. La existencia no sería posible sin una pizca de engaños y una cucharada de vista gorda. Me niego a ver las cosas como son porque no me gustan, les creo una nueva historia, un mejor final que se convierte en capricho... el descenlace es siempre tan incierto como las historias de Scherezada en Las Mil y Una Noches: siempre habrá una siguiente parte.

Así empezamos...

No sé cómo empezar a escribir esto, a decir verdad nunca se me ha complicado escribir sobre mí misma, pero el hecho de que lo puedan leer más personas complicaun poco la situación. Estoy por compartir parte de mi vida con infinidad de personas que no conozco y que quizás jamás veré... quién sabe,tal vez un día me cruce en la calle con alguna de las personas que lean esto sin que ninguno de los dos sepa nuestra verdadera identidad.