domingo, 28 de octubre de 2007

Una visita a la zona rosa

Vaya días variados y "tutifrutis", como me gusta llamarlos. Jamás en mi vida imaginé verme obligada a entrar a una sex shop, y tuve que hacerlo por una tarea (vaya ironía).

Un primer paso: todo es rosa. Un segundo paso: demasiadas cosas raras y desconocidas, al parecer todos son juguetes. Diferentes tamaños, colores, y hasta sabores. Muestras de lo que "gustes y quieras probar", como dicen sus vendedores, que te miran de arriba a abajo tratando de adivinar lo que te motivó a entrar en su establecimiento.

Videos de muchos precios y de varias duraciones, botellas con líquidos de colores, música a todo volumen y gente susurrando a tu alrededor. El asunto se torna nauseabundo y sólo puedes hacer una cosa: salir de allí.

Parejas homosexuales demuestran su afecto en todos lados y sin reservas. El hambre me consume y entro a cenar a McDonald's: los nuggets más resecos que he comido en mi vida y la Coca-Cola con mayor sabor a agua que a azúcar que he probado. Al terminar de comer, emprendo la búsqueda del metrobus que me llevará a casa.

Ya estoy en la parada, está llegando el transporte, se abre la puerta y una asquerosa cucaracha me impide el paso, un alma caritativa la pisa por mí (no quise hacerlo porque me dio mucho asco y por aprecio a mis zapatos), entro y espero la parada en Altavista, desde donde fácilmente puedo hallar el camino a casa.

Y ahora que lo sabes...

A través de estos ojos, mucho más que simples palabras y más que cualquier cosa que podría decir, expreso cómo estoy a punto de ser destruida. El cielo está nublado y mi corazón hecho trizas de nuevo.

Así sigue la historia... hay algo que debes saber antes de que me vaya y arruine el final: Nunca quiero estar sin ti; ahora que sabes lo que siento me doy cuenta de que hice mal en dudar de mí, mi intuición no me engaña y no quise escucharla, perdí el control y sigo aquí. Ahora lo sabes.

Semitonta, semirota, semidesamparada y bastante confundida sigo un camino del cual desconozco el final, que temo y anhelo al mismo tiempo. No sé a dónde ir, no sé ya ni qué hacer y cada vez cuento con menos tiempo para pensarlo. Ya no hay más secretos, ahora lo sabes.

domingo, 21 de octubre de 2007

Dirigiendo...

Nunca había dirigido en una filmación, y como me sucede cada vez que hago algo nuevo, me preocupaba en demasía hacerlo bien. Siempre me he considerado una persona responsable, que si se lo propone puede lograr lo que quiera, pero a veces la situación no ayuda...

Quedamos de filmar en mi casa el sábado a las 3pm. La hora original eran las 11am, pero la cambié por una amiga que es actriz que nos iba a ayudar; por desgracia, ella canceló. Necesitábamos dos actrices y tres actores y no teníamos nada: nadie podía este fin de semana. Pensamos en actuar nosotros: dirección, producción y hasta cámara, pero no iba a ser nada práctico.

Una gran amiga accedió a ayudar, incluso si debía actuar de hombre. El resto del cast lo conformó mi familia: mis papás y mi hermana menor. Y todo resultó una maravilla: al principio les costó trabajo, pero poco a poco se familiarizaron con sus personajes, y se volvieron mis "one-take actors".

El rol de dirección no es tan complicado una vez que tienes todos los requerimentos, desde storyboard, hasta actores y locación. Creo que a los que nos gusta el cine comienza a nacernos un talento para desempeñar el papel que nos toque en la creación de un corto (lo mismo sucedería en un largometraje).

Lo importante es estar dispuesto a hacer lo necesario para que las cosas salgan bien, incluso si no es lo que más nos gustaría. Por más dura que sea esta labor, cada día me doy más cuenta de que quiero formar parte de esta industria, que a tantos apasiona y entretiene.

Aspirando a ser chica Vogue

El viernes por la mañana desperté feliz: por fin iba a estrenar un vestido strapless blanco con rojo, especial para la ocasión. El evento sería una de las últimas pasarelas de la semana Mercedes Benz-Vogue, al cual tenía planeado asistir con dos meses de anticipación.

Llegué a Antara Polanco a eso de las once y media del día. El sol era esplendoroso y la pista de la pasarela estaba al aire libre, en medio de la planta baja del centro comercial. El show empezó a las 12:15.

Todas las modelos eran muy altas, la mayoría rebasaba los 25 años de edad, y los diseños que portaban eran Armani, Carolina Herrera, Burberry, Guess, DKNY, Prada, Coach, entre muchos otros. La pasarela fue bastante lenta, las modelos eran unas diez y salían por separado, una cada ocho minutos aproximadamente.

Al terminar, platiqué con el staff, fue una entrevista para mi clase de periodismo. Y después se acercó una chava que iba pasando por el centro comercial sin una idea del evento que había. Me preguntó de qué trataba, y cuando le conteste me miró fijamente y me preguntó si era una de las modelos. Tristemente no lo soy, pero el hecho de que sea ésta la segunda ocasión en la que me confunden con una no deja de plantearme la cuestión de que tal vez debería de probar suerte en este ámbito.

viernes, 12 de octubre de 2007

Sabias palabras

Una amiga muy querida me hizo favor de mandarme un mail lleno de frases que me hicieron pensar en muchas cosas.

Una dice así: "Nunca amamos a nadie: amamos, sólo, la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos"(Fernando Pessoa). Creo que me costó trabajo aceptarla, pero definitivamente dice una gran verdad: tendemos a idealizar mucho, a crear palacios en donde hay chozas a medio caer, y a ver flores en donde hay cucarachas. Esto no es totalmente malo: es bueno mientras te ayude a sentirte bien, pero cuando llega a sacarte de tu contexto y de la realidad se vuelve una peligrosa arma que hiere profundamente, y lo peor es que es uno mismo quien se lastima con su propia fantasía.

La otra frase que me encantó es de una de mis diosas, Coco Chanel, y dice así: "Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres". Me divierte mucho pensar en esto, porque a veces deja de importar cuánta belleza exterior o interior poseas, no eres amada por ello. Y si tienes la suerte de no ser una estúpida, entonces tampoco amas. Sin embargo, todas tenemos nuestro lapsus de estupidez, y en serio cómo duele caer en él.


La belleza de los sueños

"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños."-Eleanor Roosevelt.

Muchas veces me han llamado pesimista, me han dicho que sufro en exceso y que no suelo ver el lado positivo de la vida. Yo creo que lo hago, pero de una forma distinta: sueño, y mucho.

Imagino un mundo más bello, sé que sólo existe en mi mente, pero me hace infinitamente feliz pensar en él y evadirme un rato de todo aquello que no me gusta. Y no lo considero un peligro (cualquiera podría afirmar que es patológico encerrarse en un mundo imaginario), pues siempre estoy consciente de que soy yo la que creó esa fantasía.

En ese universo existe todo lo que me gusta y hasta lo que no existe que me fascinaría ver en la realidad. Yo soy una especie de diosa que controla todo lo que pasa, por eso me hace feliz: allí nada ni nadie me hace daño.

jueves, 4 de octubre de 2007

El último momento en el tiempo

Tiempo... misterio de la eternidad, pregunta filosófica, científica, metafísica y hasta mágica. Él no se detiene por nadie ni mira hacia atrás. Es fácil no notarlo, es fácil que olvidemos que nos importa; pasa y se fue para siempre: no volverá. Conversaciones en círculos, dinero cambiando de manos. He estado parada en el centro de todo ello, en medio del espiral.

Sin embargo, fuera de la confusión, la estática y el ruido llamas mi atención. Me haces querer vivir como si fuera la última vez que aparece la luna en el cielo, gritar como si no hubiera nadie, perder absolutamente todas mis defensas... amarte, abrazarte como si fuera el último momento en el tiempo.

Parece que despierto debajo de otro cielo, y estoy sedada por lo que veo a través de este par de ojos abiertos. Todas las maneras en las que me conmueves, todo aquello que demuestras, la ilusión a la que me aferro... olvido cómo pasa el tiempo.

Quisiera quedarme aquí, llenándome de luz del sol o empapándome con la lluvia que cae sobre mí, mirar al mundo irse.

Y así vivir, como si viera la última estrella del cielo, como si cantara la última canción o dejara de poner límites. Me rindo: he perdido todo mecanismo de defensa, ya no importa si se acaba el mundo, el tiempo entero si en ese último instante estuve a tu lado.

My Wild Side

Freud lo llamaría "ello". A mí me gusta más llamarlo "wild side". Se trata de una parte de mí que reprimo todo el tiempo, la callo, la niego, la ato. Pero es innegable que existe, más porque últimamente se ha escapado de mis manos y no he podido controlarla mucho. Sin embargo, me es muy difícil decidir si eso es bueno o malo.

Decir lo que se piensa o lo que se siente nunca debería ocultarse, pues nos hace usar una máscara y ocultar nuestra verdadera identidad. Esto no significa que cuando no dejo salir a mi wild side no soy yo misma, sino que soy a medias, pues se trata de una porción de mi personalidad que también me define y se expresa por sí misma.

Estos últimos días mi wild side ha hablado mucho, tal vez demasiado para mi propio bien. Lo paradójico de esto es que no me arrepiento: me siento más sincera así, pero también más vulnerable. Al abrirte más, revelar ideas y sentimientos que tenías guardados en lo más profundo de tu ser, estás dándole armas a los demás, herramientas que pueden servir para que te conozcan mejor, en efecto... pero también pueden utilizarlas para hacerte daño.

Creo que ese es el motivo por el que mi "super yo" ha sido siempre más demandante que mi "ello", mi "yo" ha sufrido esas consecuencias. Sucede que tengo tanto miedo a resultar herida que me pongo mi máscara. Me gusta pensar en ella como un bellísimo antifaz de Florencia, Italia: deja ver gran parte de lo que soy, pero oculta un fragmento, un detalle esencial sin el cual no sería quien soy.

A veces pienso que mi antifaz es demasiado delgado, frágil y transparente, y que se me puede leer con facilidad. A poesar de todo, es un accesorio básico que no pienso abandonar así como así... más vale prevenir que lamentar y no quiero que mi wild side se libere demasiado.