lunes, 24 de marzo de 2008

Fresa fantoche

Suena extraño, no es cumplido en lo absoluto, para mí es más bien una ofensa aunque se me dijo que no la tomará como tal. Sin embargo, cuando a una le dicen algo como eso sobre un blog que considera suyo, especial, una especie de diario en el que se desahoga, se expresa y hasta se balconea, se convierte en un comentario hasta cierto punto molesto.

Le hace falta "cotorreo inteligente"... no me considero tonta en lo absoluto, y mi blog no habla ni de ciencia, ni de historia, ni es académico, es personal. Es reflejo absoluto de mí misma y lo único que busca es ser un espacio de expresión y ¿por qué no? hasta de comunicación con aquellos que, amablemente, se dan el tiempo de leer, ver y comentar.

No pretendo enseñar nada a nadie con mi blog; si mis experiencias, o lo que sea que ponga en él ayudan a alguien, excelente, me parece perfecto. Si le dan a una o más personas un rato agradable recordando cosas o riendo de anécdotas, también. La intención no es ser la voz de la sabiduría o declarar leyes universales.

Perdonen si me excedí en explicaciones, pero hay quienes las necesitan (y espero que a esa persona le quede bien claro). Ah, y no soy una "fresa fantoche".

martes, 11 de marzo de 2008

Un favor muy especial

Estimados lectores de "Entre sueños y realidad":

Primero que nada, les agradezco infinitamente su constancia y atención a mi blog, en verdad me da mucho gusto cada vez que leo un comment nuevo y, más aún, poder ver lo que ustedes escriben en los suyos (para quienes tienen).

El favor que les pido es muy simple (y hasta divertido). Si tienen tiempo, por favor visiten el siguiente link: http://youtube.com/watch?v=3vdI5VLRq3U

A continuación, pongan un comment en ese video, por corto o simple que sea. Se los agradeceré muchísimo.

:o)

sábado, 8 de marzo de 2008

Inolvidable

El otro día, en una de esas pláticas que una tiene con sus amigas, recordé una canción que me encantaba cuando era pequeña. Quise saber si todavía tenía ese efecto en mí, si todavía me hacía llorar. La escuché y su letra me dolió, me hizo acordarme de muchas cosas, pensar en muchas otras y volver a sentir.

Sin embargo, la sensación fue distinta, yo tenía unos nueve o diez años la primera vez que la oí. Ahora, las palabras tienen mucho más sentido y consecuencias más profundas en mí.